Ale2723 's dagbok, 09 sep 18

Ayer llegué del trabajo y gracias a que estuve todo el día con culpas y dudas mentales decidí comer solo una manzana de cena.
Mi papá me dijo que había quedado pizza del día anterior, a lo cuál me negué inmediatamente. Mientras veíamos TV, a mi papá le dió hambre y se calentó un trozo de pizza. Al verlo comer no pude negar que yo también tenía hambre y entonces me di cuenta de algo: él estaba disfrutando comer y sin preocuparse; sólo gozaba del sabor. Por primera vez en mucho tiempo me pregunté: Por qué yo no puedo?
En ese momento es que decidí mandar todo a la mierda. Vale la pena pasar todo el día debatiéndome si debo o no comer? vale la pena estar constantemente en una batalla mental entre mi deseo de sanar y el miedo que me hace querer seguir en una zona de confort pesando menos de lo que debería? vale la pena vivir contando calorías y buscando productos de menos de 50 kcal para poder comer sin culpa?
No, no quiero vivir así. No quiero seguir viendo mis costillas o mis huesos tan claramente, no quiero vivir viendo disfrutar a los demás mientras yo me torturo día a día, no quiero esclavizarme para alcanzar un estándar de belleza ridículo impuesto por la sociedad, pero sobretodo, no quiero morir.
Cualquier trastorno de alimentación (anorexia en mi caso) te ata a una agonía que no te soltará hasta que tú decidas que nadie más que tú puede dominar tu vida.
Ana nunca fue mi amiga. Me hizo creer que sí, pero ahora veo que desea matarme, y no estoy dispuesta a permitirlo.
Por eso mismo, ayer le dije a mi papá que había cambiado de opinión y que sí quería pizza. Y por primera vez (incluso considerando que antes de ayer había comido un trozo) pude disfrutar al 100% de la pizza y sin ningún rastro de culpa. Llegar a la conclusión de querer volver a disfrutar de algo tan simple como comer me hizo querer llorar mientras gozaba del sabor.
Al terminar mi papá me ofreció otro trozo. En ese instante medité y me di cuenta de que no tenía más hambre ya que mi estómago se había calmado. Si comía más podrían pasar dos cosas: O sentía mucho pánico y culpa seguido de vomitar todo; o sentiría vergüenza, comería cualquier cosa que se me cruzara por el frente y luego vomitaría igual. Para qué arriesgarme si realmente ya estaba satisfecha y feliz? No, no acepté más y ya no sentí más que alegría y orgullo.
No debemos matarnos en dietas y ejercicios si lo que queremos es ser aceptados por la sociedad. Si vamos a llevar una vida sana que sea por nuestra propia decisión y nuestro deseo de estar saludables. Si estás en dieta para gustarle a alguien, para. Eres perfecto tal cual eres. Si estás en régimen y ejercicios por ti y porque deseas vivir de forma sana para ti mismo, continua.
No podemos permitir que un trastorno nos gane. Si lo vemos como parte de nosotros es imposible ganarle, pues estaríamos batallando contra nosotros mismos, pero si visualizamos cualquier trastorno, miedo, auto sabotaje o cualquier aspecto negativo en nuestras vidas como un ser externo a nosotros (bruja, demonio, etc) podemos enfrentarlo de forma más simple y hacerle entender que no puede vencernos.
Ayer decidí que valgo más que lo que la báscula diga, que las calorías son números vacíos, que la anorexia es una bruja que intenta controlarme, pero que no se lo voy a permitir, y decidí que quiero vivir para cumplir mis metas.
Quiero volver a sonreír sin preocuparme de cada puta cosa que como.
Todos somos seres únicos y valiosos tal cual somos, y si deseamos cambiar algo, debe ser solo para nosotros mismos y por nuestro bien.
Nuestras metas y sueños deben ser más grandes que nuestros miedos. No importa dónde estamos, sino dónde queremos llegar. El triunfo es cómo el ave Fénix, ya que renace de las cenizas de cada falla y error que cometemos.
Sí, la vida nos pone obstáculos, pero los límites los ponemos nosotros.
Ayer encaré a esa maldita enfermedad que quiere matarme y la desafié a intentarlo.
Ayer decidí ganar, ayer decidí volver a sonreír, ayer decidí que alimentaria a mi cuerpo con lo que me pidiera (sin excesos, ya que no son necesarios), decidí que comenzaría a hacer ejercicio cuando lograra alcanzar mi peso mínimo deseado (48 kilos. Por mi salud no puedo hacer ejercicios antes de eso) y, lo principal, decidí volver a vivir!